Desde el corazón de las Fragas (Galicia)

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Desde la profundidad de las Fragas y el misterio de las ruinas de antiguos monasterios, entre los meandros del río Eume y la brisa que mece sus Rías se percibe el eco de un pasado medieval de leyenda y sacrificio, de poder y de miedo. Marismas enmarcadas en el perfil de una ventana, la niebla que borra los caminos de tierra. Gente trabajadora y vitalista, con sangre en las venas, gente entrañable, inolvidable. Hablamos de Eume.

Ubicada entre Ferrol y La Coruña la comarca de Eume se compone de cinco concelos: A Capela, Monfero, Pontes de García Rodríguez, Cabanes y Pontedeume. Los tres primeros se corresponden con áreas de montaña mientras que los dos últimos están localizados en el área costera. Una vez más agua y tierra se combinan con acierto para dotar a esta bella comarca gallega de una gran diversidad de paisajes: desde la abrupta vegetación que cubre los cañones del río Eume hasta la dulzura de sus montañas amarillas, inundadas de tojos, la planta más característica de la región. Sin embargo, el auténtico tesoro de Eume son sus Fragas, un espacio natural inigualable, un pulmón verde que respira con fuerza, tras sobrevivir a los caprichos de la climatología y la dictadura del hombre.

La leyenda de Roxín Roxal

Este torreón y el ya desaparecido castillo son el escenario, junto con los alrededores de Pontedeume, de muchas historias que nunca se cuentan en las oficinas de turismo, como la leyenda de Teresa de Andrade y Roxín Roxal. Teresa era la única hija mujer del tercer señor de Andrade, Nuño Freire. Joven inquieta y excelente amazona, disfrutaba cabalgando por las inmediaciones del castillo de Nogueirosa, o las playas de Cabanas y Ares.

Roxín Roxal era un doncel del señor de Andrade, mozo valiente, alegre, de piel clara y cabellos rubios, tal como indica su nombre. Su misión era acompañar a Teresa en sus largos paseos para servirla y defenderla, y como no podía ser de otra manera, el muchacho acabó enamorándose. Roxín sufría en silencio ocultando su amor, y su carácter abierto y risueño se volvió triste y melancólico.

Teresa, al notarlo tan cambiado, supo la causa de su dolor, y el amor creció entre los dos, pero Nuño Freire, hombre temperamental donde los haya, no quería una relación tan desigual, y, aunque apreciaba al muchacho, obligó a Teresa a escoger entre casarse con el caballero que la pretendía, Don Enrique de Osorio, o la muerte de Roxín. Ante tan cruel alternativa, Teresa aceptó la boda, y Roxín tuvo que desaparecer de los dominios del conde.

Castillo de los Andrade

Años más tarde, Nuño organizó una cacería para acabar con un jabalí de enormes proporciones que llevaba tiempo amedrentando a la población por su fiereza. Su yerno don Enrique estaba al mando de la expedición y Teresa asistió como invitada. Sin embargo, el destino quiso que el jabalí se acercase hasta el lugar donde don Enrique iba a dejar a Teresa, en el puente de la desembocadura del río Eume. Al ver que corría hacia ellos, don Enrique le disparó pero sólo consiguió herirlo y enfurecerlo aún más. Al verse en peligro el caballero se lanzó al río dejando a su mujer indefensa, de manera que el jabalí atacó a Teresa despedazándola hasta matarla. Cuando Nuño Freire se enteró perdió su altivez y se sumió en la tristeza, mientras que don Enrique obtuvo el desprecio general por su cobardía.

Tres días más tarde en el mismo puente donde murió Teresa, apareció el cadáver del jabalí asesino, con la daga de Roxín clavada en el corazón. Cuando el conde reconoció la daga exclamó dolorido: “Él no hubiera abandonado a mi Teresa”. Aunque intentaron localizar a Roxín, nunca más se supo de él por aquellas tierras, pero desde entonces ese puente se denomina como Ponte do Porco.

Un monasterio de leyenda

Pero sin duda, la excursión obligada es la que lleva al Monasterio de Caaveiro bajando desde la carretera de As Neves, capital municipal de A Capela. A lo largo de una bajada pronunciada, por pista forestal el viajero se adentra en el mismo corazón de las Fragas. Un extenso muestrario de castaños, robles, abedules y avellanos cubren el cielo abovedando el camino. Si uno permanece en silencio es posible escuchar el ruido de los insectos entre las hojas secas, y conforme se va descendiendo, el sonido lejano del río.

Entre muchas leyendas se cuenta que los trabajadores que los monjes de Caaveiro utilizaban como peones para sus trabajos, cuando dejaban de ser útiles, bien porque enfermaban o quedaban impedidos para desempeñar su labor, eran lanzados al río, que llevaba corriente abajo los cadáveres. La misma suerte se dice que corrían las muchachas vírgenes que los monjes seleccionaban de los pueblos cercanos para su disfrute personal. Poco antes de llegar al monasterio se encuentra una fuente con agua fresca, de agradecer después de un buen rato caminando, y el puente de cemento que atraviesa el río. En este lugar quedan aún los restos de lo que fueron los molinos propiedad del monasterio. Apenas dos arcadas cubiertas de musgo por donde se canalizaba el agua y dos enormes ruedas de molino, muy útiles a estas alturas para sentarse a descansar unos minutos y escuchar el correr de las aguas.

Al llegar por fin al monasterio de Caaveiro la fuerza imponente y avasalladora del paisaje sobrepasa con mucho las expectativas generadas. Enclavado sobre un elevado peñasco, que casi forma una isla, rodeada por el Eume y su afluente el Sesín, entre altas montañas que se alzan casi verticalmente sobre la hondonada por donde corren las aguas, cubierto de una vegetación exuberante, se yergue, herido de muerte pero orgulloso, el monasterio Perderse con el coche por las tierras de Eume más que un problema es una bendición, porque cada uno de los muchos caminos a los que se acceden por carreteras secundarias, ofrecen un espectáculo distinto e igualmente cautivador..

Caballo Salvajes

De cumbres redondeadas y lomas suaves, a lo largo de esta sierra se combinan pequeñas superfícies de bosque con zonas más pobres en vegetación donde pueden contemplarse piedras de formas muy curiosas. En función de la luz del día, y si se localiza el sitio idóneo, junto a un diminuto lago, la presencia de estas rocas y la ausencia de vegetación guardan la apariencia de un paisaje lunar. En otras zonas de la sierra los pastos de vacas y los llanos cubiertos de tojos y queirogas tienen el aire bucólico de una postal irlandesa. Sin embargo, uno de las experiencias más bellas que ofrece Forgoselo es permitir la presencia de extraños entre los muchos grupos de caballos salvajes que corren a sus anchas por todo el territorio.

Texto: Susana Carrasco – Fotos: Alejandra Ribas

GUIA DEL VIAJERO

COMO LLEGAR

Situado a 20 minutos de La Coruña y a 10 minutos de Ferrol. Por carretera, a través de la autopista A9 y de la autovía A6

INFORMACIÓN TURISTICA

Oficina de Turismo del Concejo de Pontedeume. Pl. do Conde, 1. Pontedeume. Tel 981.430.270.

DONDE COMER

– O Muíño de Trigo. San Porto. Cabanas. Tel. 981.432.185. Antiguo molino. www.restaurantemuinodetrigo.com

– La cantina Río Covés. Esteiro, 9. A Nogueirosa. Pontedeume. Tel. 981.434.057. Pretenden. www.riocoves.com

– Cantina O Francés. San Félix-Lugar do Francés, 6. Monfero. Tel. 981.793.843.

DONDE DORMIR

– La Casa do Castelo de Andrade, Andrade. Pontedeume. Tel.981.433.839/636.176.132. www.casteloandrade.com

– Casa A Lagoa, Lagoa, 5. A Capela. Tel. 981.459.281/636.329.097. www.casalagoa.com/

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