Arróniz celebra del “Día de la Tostada”

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Fotografías cedidas por el Archivo de Turismo ‘Reyno de Navarra’

El próximo 28 de febrero Arróniz celebra el “Día de la Tostada”,  fiesta de Interés Turístico de Navarra que ensalza las propiedades del aceite de oliva producido en esta localidad de la Zona Media.

La cita comienza el sábado 27 de febrero con concursos de aceitunas y postres caseros y con la colocación de los puestos de artesanos en los alrededores de la explanada del trujal. Es allí, junto al Trujal Mendía, donde el domingo 28 de febrero se degustarán miles de tostadas untadas en aceite y aderezadas con ajo, sal o azúcar, el plato fuerte de la fiesta. La celebración se complementa, entre otras actividades, con la entrega de premios a los ganadores de los concursos y partidos de pelota profesional.

El “Día de la Tostada” recuerda una antigua tradición que tenía lugar año tras año, cuando en los trujales se probaba el aceite de oliva de la última cosecha antes de ponerlo a la venta. En la actualidad, con la fiesta del “Día de la Tostada” se inicia la comercialización del aceite de la nueva temporada, un aceite con Denominación de Origen Protegida Aceite de Navarra. 

Una tradición milenaria

El aceite de oliva ha estado presente en la historia de Navarra desde hace unos dos mil años. La arqueología así lo atestigua. Se han encontrado restos de molinos de aceite en varias villas romanas situadas en las localidades de Liédena, Barillas, Cascante, Ablitas y en “Las Musas”, en Arellano.

No solo los hallazgos arqueológicos dan fe de la tradición aceitera de Navarra. La cultura oral de Arróniz también ha estado bañada por el “oro líquido”. Según cuenta la leyenda, el olivo que crece junto a la ermita de la Virgen de Mendía nació de las lágrimas de la Virgen que, de esta manera, proveyó a Arróniz de su fuente de riqueza.

Fuera de las leyendas, la realidad es que en el Trujal Mendía de Arróniz se producen cada año unas 1.500 toneladas de aceite de oliva, la mitad de la producción de Navarra. Su materia prima proviene de los 900.000 olivos de variedad “Arróniz” cultivados en la Zona Media, una oliva autóctona que dota al aceite de la localidad de un sabor propio y que se comercializa bajo dos marcas: “Mendía” y “Villa de las Musas”. Esta última, de alta gama, toma el nombre de “Las Musas”, una villa romana situada en Arellano con unos mosaicos donde aparecen representados estos seres de la mitología grecorromana.

Un lugar apacible

La villa de Arróniz, con más de 1.000 habitantes, está situada en la ladera de una colina, rodeada por tierras de labor. Destacan sobre el conjunto, la torre de la iglesia de San Salvador y la ermita de la Virgen de Mendía, el templo donde creció el olivo que dio origen a la leyenda. El escudo de Arróniz tiene como protagonista al olivo, un árbol inherente a la historia y a la economía de esta villa navarra.

En los alrededores se puede visitar la Villa romana de Las Musas, con la reproducción de su mosaico y restos arqueológicos, también practicar senderismo y visitar lugares como Estella-Lizarra, localidad monumental que creció gracias a la influencia del Camino de Santiago.

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