Nepal , más allá de la diosa madre y de las nubes

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A través de la ventanilla del avión se veía el Valle del Baghmati que da cobijo a Katmandú, plagado de construcciones color ocre con muy baja altura y con un marco majestuoso: “Los Himalayas”. Tras 24 horas de vuelo (Caracas – Frankfurt – Bangkok – Katmandú), era un alivio para el espíritu y para el cuerpo (por supuesto) pisar tierra firme.

Ya sellado el pasaporte con la visa de ingreso, el morral a la espalda repleto de expectativas y las primeras rupias nepalesas en los bolsillos; a la salida del aeropuerto esperaban ansiosos taxistas y guías turísticos, quienes repetían y vociferaban una expresión que fue común a lo largo de todo el viaje: NAMASTE. Si la idea del viajero es conocer y vivir un estilo de vida y costumbres poco común para el mundo occidental, el primer paso es enfrentarse a éstos personajes. Los rasgos hindúes son muy marcados en la mayoría de los habitantes de Katmandú, la piel cobriza y los ojos almendrados que reflejan la importancia de atender muy bien al turista, pues de ésta actividad depende gran parte de la economía de la nación asiática.

Rumbo a Thamel, lugar sugerido por el taxista para organizar el trekking al Annapurna, resultó muy entretenido lidiar con los autos y las personas que se desplazaban sin cuidado alguno por las estrechas y polvorientas calles de Katmandú, todo era un perfecto orden en el caos de la ciudad. Una procesión detuvo algunos minutos el tránsito, no se podían obviar las preguntas de rigor al chofer: ¿hacia dónde se dirigía toda esa gente? y ¿Cuál era el motivo?, la respuesta despertó nuevas inquietudes; esas personas trasladaban un difunto (devoto de la deidad hinduista Shiva) en camilla a su última morada: el Templo de Pashupatinath (declarado por la UNESCO en 1979, como Patrimonio de la Humanidad), donde previa ceremonia sería incinerado y depositado en las aguas turbias del Baghmati; en la libreta de anotaciones se resaltó éste místico lugar como un sitio obligatorio a visitar en los días posteriores.

Memorias Ancestrales  

Luego de una refrescante ducha y una corta siesta, para que el espíritu y el cuerpo se aclimataran a la diferencia horaria de 9 horas y media (de adelanto) con respecto a Venezuela, la primera caminata nocturna por Thamel era un hecho; a través de sus sinuosas calles y pasadizos, destacaban en cada esquina y rincón Pagodas y Estupas con artísticos labrados en sus pilastras de madera, metal y piedra; la mayoría erigidas para rendir tributo a deidades hinduistas, como Bramha (Dios de la creación), Bishnu (Dios de protección), Maheswara (Dios de destrucción), entre otras

Adentrándose en la magia de Thamel se observa el invalorable bagaje histórico y cultural, viviendas de una o máximo dos plantas construidas con adobe; portales de baja altura finamente trabajados en madera, finalmente coronados por techos de pequeñas tejas elaboradas artesanalmente en arcilla. La mayor parte de las casas no cuentan con salas de baños, por ello no resulta nada extraño conseguir familias enteras, en los pozos y plazoletas publicas esperando turno para tomar un baño y apertrecharse del vital líquido para elaborar los exquisitos platos nepalíes, como el Dal Vat (arroz acompañado con lentejas, chiles y piezas de pollo al curry).

El fuerte olor a incienso y mirra impregna la atmósfera y en ocasiones se confunde con los aromas de la condimentada cocina nepalí, cuyo principal aderezo es el curry, dejando al descubierto la marcada influencia de su vecino: India. 

Los siguientes dos días sirvieron para conocer otros atractivos turísticos, entre ellos Patan situado 05 kilómetros al sureste de Katmandú; 800 años atrás sirvió de asiento a uno de los tres reinos establecidos en el Valle del Baghmati, por doquier se observan templos hinduistas y santuarios budistas, con elaboradas tallas en madera, que le ha ganado el calificativo de ciudad de las “Finas artes”; otra visita fue a la Estupa de Bouddhanath erigida en honor a Siddharta Gautana, Buda; considerada de las más grandes en el mundo y centro del Budismo Tibetano. El Palacio de la Familia Real de Nepal, no podía escapar al citytour, ¿el motivo? allí aconteció uno de los momentos más aciagos para el pueblo de Nepal: el 01 de junio del 2001 el príncipe Dipendra, heredero al trono, asesinó a su familia, suicidándose posteriormente; por restricciones del gobierno, solo fue posible contemplar el Palacio desde los exteriores.

Viaje de colores por las nubes  

El taxi esperaba en las afueras del hotel junto a Naba Thapa, quien sería el guía para el trekking; luego de gestionar todos los permisos, recién iniciaba la aventura hacia el Área de Conservación del Annapurna (2.600 Km2 de área); con el objetivo de recorrer durante

21 días las majestuosas montañas del Himalaya. La Estación Central de Autobuses, fue el punto de partida a Besisahar (primer destino del trekking); en un muy colorido y llamativo bus se emprendió el viaje, luego que éste se averió, el techo de otro más pintoresco sustituyó los asientos en el interior, la empresa vendió más boletos que cupos disponibles; esta graciosa situación fue un excelente error, porque se logró una mejor perspectiva de los bosques y campos de arroz desde allí arriba.

Las carreteras y caminos asfaltados culminaron en Besisahar, a partir de ese momento todo iba a depender únicamente de las piernas y el entusiasmo humano, el mejor combustible para adentrarse por valles, montañas y bosques de Rododendros.

Los habitantes silentes de los bosques de Rododendros 

El período estacional conocido como Monzón recién estaba culminando, sin embargo, a lo largo de la caminata se presentaron fuertes lluvias, que incrementaban las tonalidades verdes en los bosques tropicales y en los bosques montanos de cipreses, abetos y Rododendros; pero también aumento la dificultad en la marcha, pues los caminos se anegaron; el precio es muy bajo por tener la experiencia de caminar y llenar los pulmones con aire puro de los Himalayas, bien valía el esfuerzo. Pequeñas villas como Bhulbhule y Chame sirvieron de cobijo para estos primeros días; los alojamientos eran casas de familias acondicionadas para recibir turistas y ofrecerles aparte de camas cálidas e información, comida tibetana que nada debe envidiar a los grandes gourmets. Ya con energías recuperadas se reiniciaban las marchas en promedio de 08 horas diarias (12-15 Km.) y a través de largos túneles en el interior de los bosques, formados por enormes y corpulentos Rododendros con flores púrpuras. Habitan unos seres silentes y ávidos de visitas, que en el menor descuido de los trekkers o de los porteadores se trepan por sus botas y ropas para darse “un banquete”, ellos son las sanguijuelas, que a medida que se avanza en la ruta es común observarlas mejor alimentadas.

Rumbo a una de las estaciones en el cielo  

Durante la caminata se dejaban atrás los bosques, éstos eran sustituidos por paisajes repletos de rocas y con pequeñas porciones de hierbas bajas, perfecto alimento para los yaks, especie de buey tibetano originario de las mesetas y montañas de Asia central, donde el clima es frío y seco.

El oxígeno escaseaba a medida que se ascendía, pero el objetivo debía ser conquistado: el Thorong Pass, ubicado a 5.416 m.s.n.m.; desde el Thorung Pedhi (día 10º) se inició el ascenso final a las 4 de la mañana, resguardados por los vientos gélidos y la penumbra; el entusiasmo fue el mejor aliciente para llegar a una de las estaciones del cielo. Cuando las fuerzas se recuperaban los primeros rayos del sol, iluminaban las banderas budistas de colores blancos, rojos, amarillos y azules que se confundían con el firmamento y adornaban la cima del Thorong; todas fueron depositadas allí por los viajeros en señal de agradecimiento a los dioses por haber conquistado la cumbre a pesar de las inclemencias del tiempo, todo un logro para cualquier mortal.

Descenso a la tierra de los hombres  

El paisaje se transforma por completo iniciado el descenso desde el Thorong Pass, las piedras ruedan, parecen vivas, todo puede suceder en los Himalayas y para quienes han tenido deseos de caminar en la Luna, una buena opción es recorrer estos caminos sorprendentes; destacan las degradaciones del amarillo en todos los ocres que la naturaleza puede presentar, no se consiguen poblaciones en un buen trecho del recorrido y las pocas que se logran divisar están mimetizadas en el paisaje rocoso del Distrito de Mustang, muy cerca del Tibet. Esta es la principal razón por la cual se percibe tanta influencia en las manifestaciones culturales de los habitantes de Muktinath y Kagbeni, incluso se emplean otros dialectos para comunicarse. (En todo el territorio de Nepal existen al menos 70 lenguas y dialectos).

El mayor atractivo de Muktinath es la Pagoda dedicada a Lord Bishnu, donde brota agua santa de unas 108 corrientes subterráneas y que origina peregrinaciones a lo largo de todo el año, tanto de creyentes y devotos como de turistas.

El verdadero Shangri-la  

Rumbo a Birethanti, ultimo poblado en el trekking, se nota una vez más los cambios en el paisaje, de nuevo aparecen los bosques y valles donde predomina el verde, pero antes de llegar a este punto se recorren una serie de poblados que tienen como marco el pico Dhaulagiri. Marpha es uno de ellos, sus casas albergan una población fervorosa, es común y gratificante para el alma escuchar cánticos budistas durante los momentos de oración, que aunado al blanco predominante en las fachadas, a los techos de lajas y madera; hace pensar que es el mejor lugar para que el viajero encuentre el balance entre las fuerzas mundanas y las principales virtudes del alma: sosiego, paz, armonía entre otras. No es exagerado afirmar que Marpha es el verdadero Shangri-la.

El ruido de la humanidad 

A la vista del viajero surgen grandes extensiones de arrozales entre valles y terrazas, el agua corre por los escalones de tierra, en descenso al igual que los viajeros, el camino que conduce a Birethanti se impregna del agua que escurre de las plantaciones, a lo lejos se escucha el mugir de algunos búfalos, que aprovisionan de leche a los pobladores locales y carne en caso de celebraciones religiosas. De nuevo surgen los dialectos, comidas y manifestaciones culturales influenciadas por la India, señal indiscutible de la proximidad a este coloso asiático. La paz y tranquilidad quedo atrás, muchos kilómetros y jornadas de caminata atrás, ya se escucha el tormentoso ruido de las bocinas de los vehículos; nunca se debe perder la esperanza de recorrer nuevamente los senderos del Annapurna, adornados por la cadena montañosa con las mayores altitudes del planeta. NAMASTE…..

Texto y Fotos. Antonio S. Rivas Q

TEXTOS ADICIONALES. 

NAMASTE. Expresión típica de Nepal que tiene diferentes connotaciones de afecto hacia quien se dirige.

CHOMOLUNGNA diosa-madre” en Tibetano, conocido en el mundo occidental como Monte Everest, ubicado en la frontera entre Nepal y la región autónoma china de Tibet.

RODODENDROS. Alrededor de 700 especies crecen en el Himalaya, casi todas son de hoja perenne, sus flores pueden ser blancas, rosadas, amarillas, purpúreas o escarlatas. Pueden alcanzar hasta 16 metros de altura.

Nepal tiene la distinción de ser el único Reino Hindú en el Mundo. Casi el 90% de la población de Nepal es rural.

Nepal tiene más de 61 grupos étnicos y 70 dialectos o lenguas.

En Nepal se encuentran 08 de las 14 cimas más altas del mundo, las cuales exceden los 8 mil metros.

 

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