Desde las alturas, en los miradores naturales repartidos por todo Quito, podemos tener una impresionante vista de toda la ciudad.
Fantásticas panorámicas sobre el centro histórico y hacia los más de 13 picos de la ‘Avenida de los Volcanes’: nombre acuñado por Alexander Von Humboldt para el conjunto montañoso que atraviesa la sierra ecuatoriana.
Los miradores invitan a hacer deporte, visitar museos, tomar un café, internarse en el volcán Pichincha o disfrutar de una velada inolvidable con el perfil de la montaña como telón de fondo.
Algunos de los miradores, como El Panecillo, San Juan o la loma del Itchimbía fueron espacios rituales en el Quito precolombino; otros, como la loma del Placer o la Cima de la Libertad, evocan distintos momentos de la historia de la ciudad, mientras que Cruz Loma, Lloa, el Parque Metropolitano o el Cerro Ungüí son sitios privilegiados para disfrutar de la geografía montañosa de la ciudad.
Otra opción son Guápulo y Bellavista. Sin duda, la experiencia de los miradores te elevará literalmente hasta tocar el cielo.